“Es probable asimismo, que la autoexclusión del género mujer corresponda con procesos de desidentificación de la propia madre, debido a que es ella el primer referente universal de género. La madre está ubicada en el inconsciente y su impronta es parte de la autoidentidad de cada una. Como en nuestra sociedad la crianza es femenina y madre e hija son del mismo género, la fusión de la mujer y madre es automática. Se produce al inicio de la vida cuando se internaliza a la propia madre como símbolo de la mujer, es decir, en la subjetividad de cada una, la mujer (lo genérico) es idéntico a la (su) madre”.
Luce Irigaray
sobre La relación madre-hija clave de identidad
1985
Llegamos a las fechas de la nostalgia familiar y el “espíritu navideño” que nos recuerda la imperfección de nuestra vida. Afortunadamente dentro de este abrumador catálogo de películas y series con pinitos de navidad me encontré con la miniserie alemana Temporada de secretos (Zeit der Geheimnisse), con guion de Katharina Eyssen y dirección de Samira Radsi.
Temporada de secretos trata de una familia reunida en navidad, las aventuras de la casa de esta fiesta a través de los años, y la travesía emocional de los personajes.
Tres generaciones de mujeres que no saben muy bien cómo soportarse, en una casa completamente alejada de la humanidad, frente a una fría playa rodeada de dunas; esa es la casa de Eva, su madre y abuela.
La incomodidad llega desde las primeras escenas. El “lazo natural” que aparentemente une a hermanas, madres e hijas, nietas y abuela, desaparece con los secretos, los conflictos y el alejamiento natural provocado por el tiempo. Esa tensión entre Eva y Sonja (su hija), Vivi y Lara (sus nietas), es consecuencia de la ruptura de los roles que cada una debería cumplir: como madre, como hija y/o como abuela.
En este remolino que va y viene por los años y las mentes, la que desata los problemas y abre las heridas, la antagonista de la historia, es la alucinación que tenemos sobre los roles de las mujeres como aquellas personas que deben encargarse de los cuidados emocionales, mentales y físicos de la pareja y la familia, sin importar su edad, ocupación o cansancio. Las cuidadoras por naturaleza, las que entregan todo sin esperar algo a cambio.
Esta hiriente y extenuante alucinación coloreada con sarcasmo por las creadoras, es la que provoca que Vivi y Lara tengan resentimientos con Sonja; y a su vez Sonja con Eva. Por un lado el abandono maternal por parte de Sonja quien al ser una madre alcohólica que deja a sus niñas bajo el cuidado de su abuela, la convierte de inmediato no sólo en una mala madre, sino en una mala persona receptora del rencor de sus hijas. Por otro lado tenemos el regreso del padre ausente, un terrorista prófugo que se reivindica a los ojos de sus hijas con sólo mostrar su cara en la casa y quien además es recibido con cariño y brazos abiertos. Sí, los estándares son abismalmente diferentes.
Lamentablemente Sonja también abraza la alucinación. El resentimiento hacia su madre viene de la impotencia de Eva para defenderla de su violento padre y los males del mundo. Sonja exige a Eva ser una madre que se convierta en una súper mujer y que, por salvarla, se enfrente ante quién sea que se cruce en su camino: la policía, el padre, la sociedad.
Los rencores se exponen abiertamente en medio de las festividades durante la muy breve representación de “familia feliz”, y vemos a las mujeres poco a poco abandonar la alucinación para poder remendar sus vínculos y abrazar a esas mujeres reales que tienen al lado.
Temporada de secretos no sólo es la historia de una familia en navidad que busca la paz y el refugio hogareño, son mujeres escapando de la asfixiante alucinación, recordándonos que antes que hermanas, hijas, madres o abuelas, somos seres humanos.
Por: María Lara
Bibliografía: IRIGARAY, Luce (1985). El cuerpo a cuerpo con la madre. Barcelona, Lasal Edic. de les Dones.
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