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Foto del escritorEllas a través del cinematógrafo

El nuevo cine mexicano: La mirada femenina



De los logros más destacables en el nuevo cine mexicano ha sido el aumento en producciones nacionales con mujeres detrás de la cámara. Esto ha diversificado las narrativas de nuestro cine. Dada su excelente calidad, hay películas que han puesto en alto la industria nacional en festivales reconocidos de cine, como fue el caso de Las Niñas Bien (2018) de Alejandra Márquez, La camarista (2018) de Lila Avilés, y Los adioses (2017) de Natalia Beristáin.


Estas películas realizadas, en 2018 las primeras dos y en 2017 la última, contaron con distribución en diferentes cines del país y demostraron lo capaces y talentosas que son las mujeres cineastas y que no deberían existir restricciones para sus proyectos.

En Las niñas bien Alejandra Márquez, basada en los personajes de Guadalupe Loaeza, nos presenta un universo de lujo y elegancia desconocido para muchos. Pero dentro de esta historia sobre la caída social de una mujer de clase alta está un avistamiento hacia el universo femenino.

La exploración hacia las relaciones femeninas entre amigas y sus altibajos está retratada realistamente, la enseñanza a la competencia entre mujeres y el tener siempre apariencia perfecta, aunque no refleje nuestro interior, son algunas de las problemáticas vigentes mostradas en la historia. También es muy clara la diferencia entre el abatimiento del personaje de Fernando y el personaje de Sofía, el hombre es valioso en tanto provee y produce, y la mujer es valiosa en tanto se ve bien y consume.

Dentro de las escenas más sutiles está a plena vista la presión de ser mujer. Por ejemplo, la valía de una mujer mediante su virginidad, en la secuencia en que Sofía le confiesa a su amiga que reveló al resto de su grupo que ya no era virgen, o cuando Fernando, el esposo de Sofía, le encara que ella debería estar agradecida por casarse con ella cuando ya había iniciado su vida sexual. También la representación de Fernando como el marido-hijo cuando juega con un coche de control remoto, evidencia los problemas en las relaciones de pareja abusivas y dependientes por parte del hombre hacia la mujer.

La relación entre Sofía y su madre también complejiza su personaje, ya que descubrimos la forma en que su madre controlaba su femineidad, sus relaciones, y su idea de ser mujer, algo muy común que se perpetua en la realidad.

La opresión masculina está presente en esta película, al ser representada en escenas como el desayuno, donde callan a Sofía para que los hombres puedan hablar de negocios, o en ciertos momentos sexuales forzados por el marido cuando hay un claro desinterés de la protagonista.

Esta película, detrás de una historia entretenida de ver y estéticamente atractiva, se acompaña de un fuerte contenido de denuncia social a problemas que enfrentan muchas mujeres en todo el mundo y en México, sin importar la clase a la que pertenezcan.

Lila Avilés, por su parte, refleja la condición femenina desde el otro polo. Una mujer camarista de clase baja que trabaja en un hotel lujoso debe enfrentar la desigualdad social y de género. En La camarista la directora pone diversas situaciones cotidianas que enfrenta Eve y expone su deseo por subir de puesto y percibir un mejor sueldo. Uno de los momentos más emblemáticos de naturaleza feminista de esta película, es cuando Eve por fin siente paz sentada en en medio de la cama en una de las habitaciones del hotel e inmediatamente se interrumpe porque tiene su menstruación y mancha la sábana blanca.


Lo anterior suscita preocupación y pánico en el personaje y desesperadamente la vemos tallar la sábana. Es una imagen que claramente puede representar la visión del periodo menstrual como algo impuro, que mancha y debe ser escondido a toda costa, y el hecho de mostrar la sangre y la preocupación de la protagonista pareciera una imagen oportuna para evidenciar lo ridículo de esta creencia social.


Mostrar la desnudez y la intimidad femenina del personaje de Romina parece acertada ya que no la cosifica. Por otra parte, la escena erótica de Eve, parece que muestra sensiblemente que existen muchas formas de expresión en la sexualidad de las mujeres.

La fijación que hay de ciertos personajes hacia la apariencia de Eve, sus manos y su rostro, exhibe el comportamiento social automático de apreciar y juzgar a las mujeres según cómo se ven. Los hombres blancos que ignoran la presencia de Eve, y sobre todo aquel que trabaja en su cuarto de hotel en una narración sobre la superioridad del león macho, se entienden como imágenes simbólicas sobre la imposición masculina sobre la presencia femenina, es decir, hombres que sienten poder en tanto brindan o no su atención a alguien. Esta película también pone en la pantalla la realidad de muchas mujeres que trabajan en servicios de limpieza, y las batallas que deben librar cada día para permanecer en sus empleos.


Por último, la película Los Adioses de Natalia Beristáin nos cuenta la vida de Rosario Castellanos, una de las escritoras más importantes del siglo XX.


El trabajo de Beristáin refleja la mujer que fue Castellanos desde sus fortalezas: fuerte, brillante, amante de las letras, feminista y luchadora por los derechos de la mujer, hasta sus debilidades y dificultades que ella, al igual que muchas mujeres, tuvo que atravesar a lo largo de su vida. Se centra particularmente en la relación de control y poder que hubo con su pareja Ricardo Guerra revelando momentos de manipulación, censura, abuso y posesividad que evidencian la masculinidad tóxica. El trabajo representa a Guerra como un hombre en constante necesidad de reconocimiento y validación que finalmente, forma parte de una estrategia de chantaje emocional hacia Rosario.


Los adioses refleja el juicio y carga social entorno a la maternidad, y de forma realista nos muestra los sacrificios que la sociedad exige a las mujeres que se convierten en madres. Toda la película va acompañada de los hermosos textos de Rosario Castellanos, quien con su pluma supo reflejar la carga de ser humana, y Beristáin con su impecable dirección, supo traducir efectivamente esos pensamientos a la pantalla.

Como mujer, encuentro muy valioso el mensaje feminista intrínseco en cada una de estas películas. Su éxito también radica en que la mitad de la población somos mujeres, y es justo vernos representadas en la pantalla, ya sea como miembros de la alta sociedad, como trabajadoras o como escritoras. Merecemos narrativas que demuestren fielmente lo que significa ser mujer en México. Historias que reflejen nuestros problemas, deseos, pensamientos, sexualidad y que nos muestren humanas. Esto es lo que han logrado estas tres talentosas cineastas y que esperamos seguir viendo exponencialmente en los años siguientes.

Las instituciones de cine en México, las distribuidoras y productoras tendrán que abrir paso a las siguientes generaciones de artistas que expongan la realidad mexicana desde la mirada femenina. Esto será un gran paso para que pueda reflejarse un cambio respecto a la mujer en nuestra cultura.

Fuente:


Por:

Carolina Valencia Torres

Guionista y estudiante de guion en el Centro de Capacitación Cinematográfica. De ser

posible, viviría en una sala de cine y mi cobija sería la luz.





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